En esta ocasión vamos a dar un agradable paseo por esta bella zona del Parque Natural de Izki.
En nuestro caso, el ascenso a esta discreta Peña un tanto desconocida por encontrarse algo oculta entre las cimas de Muela y Soila, le daba un toque “alpino” a esta familiar circular.
La vuelta en sí no reviste ninguna dificultad pero si se quiere ascender a la Peña del Castillo .... la cosa se complica.
Y desde luego, el acceso a la Peña no es gratis. Hay que currárselo. La primera trepada tenia buenos puntos para fijar manos y pies pero ya en la segunda y definitiva zona a trepar....., la cosa se complicó y nos dimos la vuelta. A veces pasa.
En nuestro caso, el ascenso a esta discreta Peña un tanto desconocida por encontrarse algo oculta entre las cimas de Muela y Soila, le daba un toque “alpino” a esta familiar circular.
La vuelta en sí no reviste ninguna dificultad pero si se quiere ascender a la Peña del Castillo .... la cosa se complica.
Y desde luego, el acceso a la Peña no es gratis. Hay que currárselo. La primera trepada tenia buenos puntos para fijar manos y pies pero ya en la segunda y definitiva zona a trepar....., la cosa se complicó y nos dimos la vuelta. A veces pasa.
Plano del Recorrido
Itinerario
Desde Gasteiz nos dirigimos a Korres por el puerto de Azazeta y Maeztu, pueblo en el que nos desviamos a la derecha de la carretera para ascender al Alto de la Mina y bajar a Korres tras haber cubierto unos 32 kilómetros. Conviene aparcar justo a la entrada del pueblo.
Si se viene de otra localidad, aquí arriba podéis calcular la ruta.
Desde Gasteiz nos dirigimos a Korres por el puerto de Azazeta y Maeztu, pueblo en el que nos desviamos a la derecha de la carretera para ascender al Alto de la Mina y bajar a Korres tras haber cubierto unos 32 kilómetros. Conviene aparcar justo a la entrada del pueblo.
Si se viene de otra localidad, aquí arriba podéis calcular la ruta.
0,00 h. Calle Mayor
De la entrada a Korres, iniciamos el camino siguiendo directos por la calle mayor hasta la Iglesia Parroquial de San Esteban en la parte alta del pueblo. Aquí seguimos la ancha pista de tierra por la Senda Antoñana.
A los cinco minutos dejamos el cementerio a nuestra derecha. Dos minutos después del cementerio deberemos pasar una alambrada. A la derecha de ésta hay una puerta de madera que evita abrir la alambrada que corta el camino. Poco a poco a nuestra derecha se va abriendo el Barranco de Buxanda, cruzado por el río Izki. Y sobre el barranco emergen las cimas de Muela (Izq.) y Peña del Santo (Dcha.). Frente a nosotros asoman las siluetas de Soila y Peña del Castillo, separadas por un pequeño collado por el que habremos de pasar. Algo más adelante vemos una pista que sube a nuestra izquierda. No le hacemos caso y continuamos por la que traemos que está balizado como “Senda Antoñana”. Cinco minutos después la ancha pista se va transformando en ancho sendero y en una curva ésta se bifurca. Dejamos la senda de la izquierda, que nos lleva a Soila, y continuamos por la de la derecha que en 2 minutos deberemos abandonar.
De la entrada a Korres, iniciamos el camino siguiendo directos por la calle mayor hasta la Iglesia Parroquial de San Esteban en la parte alta del pueblo. Aquí seguimos la ancha pista de tierra por la Senda Antoñana.
A los cinco minutos dejamos el cementerio a nuestra derecha. Dos minutos después del cementerio deberemos pasar una alambrada. A la derecha de ésta hay una puerta de madera que evita abrir la alambrada que corta el camino. Poco a poco a nuestra derecha se va abriendo el Barranco de Buxanda, cruzado por el río Izki. Y sobre el barranco emergen las cimas de Muela (Izq.) y Peña del Santo (Dcha.). Frente a nosotros asoman las siluetas de Soila y Peña del Castillo, separadas por un pequeño collado por el que habremos de pasar. Algo más adelante vemos una pista que sube a nuestra izquierda. No le hacemos caso y continuamos por la que traemos que está balizado como “Senda Antoñana”. Cinco minutos después la ancha pista se va transformando en ancho sendero y en una curva ésta se bifurca. Dejamos la senda de la izquierda, que nos lleva a Soila, y continuamos por la de la derecha que en 2 minutos deberemos abandonar.
0,20 h. Desvío/Senda
Ahora por estrecho sendero se asciende por tramos de fuerte pendiente hacia la Peña del Castillo. Primero deberemos encontrar en paso en la roca algo oculto en el bosque. Hay marcas de pintura roja oscura, algo desgastadas, que nos pueden guiar. Lo que si vamos a encontrar es una senda con tramos muy cerrados por la vegetación, lo que indica que estamos transitando por una zona donde apenas sube nadie. Superada esta primera zona de rocas se accede por fuerte pendiente hasta los restos de la muralla del Castillo. Una ancha brecha en el muro nos deja pasar al otro lado. Una vez dentro del recinto, totalmente adueñado por la vegetación, se busca, no siempre con éxito, la difusa senda que nos acerca a la siguiente dificultad. Remarcar que la zona está muy cerrada y no siempre es claro el camino a seguir, ya que a veces parece que no lleva a ninguna parte y puedes aparecer cercado por la espesa vegetación, pero la cercana presencia de la parte alta de la Peña hace intuir la ruta a seguir. Si caminamos por encima de los restos de muralla disfrutaremos de una espléndida panorámica del Parque Natural de Izki.
Y tras descender unos metros se alcanza la base de una pared donde hay que realizar otra corta trepada. Un solitario tejo parece guardar este lugar. En la parte superior de la roca tan sólo teníamos un manto de tierra suelta como agarre, el resto de puntos o estaban muy lejos o muy abajo. Estuvimos un buen rato buscando la forma de subir sin sufrir algún percance, pero la pendiente que había a ambos lados del paso terminaban de forma brusca en un cortado......, así que no podía haber errores y en el día de “autos” nos encontrábamos algo espesos y no lo veíamos muy claro. La verdad que delante del paso no parecía nada del otro mundo, pero cuando tu cabeza dice que no......, déjalo estar y la próxima vez puede que sea que si.
De manera que decidimos dar la vuelta y regresar a la Senda de Antoñana. Seguimos la ruta de inicio y poco después pasamos por una alambrada. Tras ésta, a escasos cinco minutos, estaremos atentos a un desvío a nuestra derecha que nos lleva a un mirador.
Ahora por estrecho sendero se asciende por tramos de fuerte pendiente hacia la Peña del Castillo. Primero deberemos encontrar en paso en la roca algo oculto en el bosque. Hay marcas de pintura roja oscura, algo desgastadas, que nos pueden guiar. Lo que si vamos a encontrar es una senda con tramos muy cerrados por la vegetación, lo que indica que estamos transitando por una zona donde apenas sube nadie. Superada esta primera zona de rocas se accede por fuerte pendiente hasta los restos de la muralla del Castillo. Una ancha brecha en el muro nos deja pasar al otro lado. Una vez dentro del recinto, totalmente adueñado por la vegetación, se busca, no siempre con éxito, la difusa senda que nos acerca a la siguiente dificultad. Remarcar que la zona está muy cerrada y no siempre es claro el camino a seguir, ya que a veces parece que no lleva a ninguna parte y puedes aparecer cercado por la espesa vegetación, pero la cercana presencia de la parte alta de la Peña hace intuir la ruta a seguir. Si caminamos por encima de los restos de muralla disfrutaremos de una espléndida panorámica del Parque Natural de Izki.
Y tras descender unos metros se alcanza la base de una pared donde hay que realizar otra corta trepada. Un solitario tejo parece guardar este lugar. En la parte superior de la roca tan sólo teníamos un manto de tierra suelta como agarre, el resto de puntos o estaban muy lejos o muy abajo. Estuvimos un buen rato buscando la forma de subir sin sufrir algún percance, pero la pendiente que había a ambos lados del paso terminaban de forma brusca en un cortado......, así que no podía haber errores y en el día de “autos” nos encontrábamos algo espesos y no lo veíamos muy claro. La verdad que delante del paso no parecía nada del otro mundo, pero cuando tu cabeza dice que no......, déjalo estar y la próxima vez puede que sea que si.
De manera que decidimos dar la vuelta y regresar a la Senda de Antoñana. Seguimos la ruta de inicio y poco después pasamos por una alambrada. Tras ésta, a escasos cinco minutos, estaremos atentos a un desvío a nuestra derecha que nos lleva a un mirador.
1,00 h. Mirador
Desde esta atalaya, protegida del vacío por unas barandillas de madera, tenemos un primer plano de la Peña del Castillo a nuestra derecha (oeste) y más al sur las cimas de Muela y Peña del Santo que nos están acompañando durante todo el recorrido. A nuestras espaldas queda la vertiente sur de Soila.
Se regresa a la senda y continuamos nuestro agradable recorrido. Atravesamos por un curioso paso excavado en la roca viva. Poco antes de llegar al Mirador hemos alcanzado el pequeño collado que separa Peña del Castillo de Soila, por lo que caminamos en suave descenso.
Desde esta atalaya, protegida del vacío por unas barandillas de madera, tenemos un primer plano de la Peña del Castillo a nuestra derecha (oeste) y más al sur las cimas de Muela y Peña del Santo que nos están acompañando durante todo el recorrido. A nuestras espaldas queda la vertiente sur de Soila.
Se regresa a la senda y continuamos nuestro agradable recorrido. Atravesamos por un curioso paso excavado en la roca viva. Poco antes de llegar al Mirador hemos alcanzado el pequeño collado que separa Peña del Castillo de Soila, por lo que caminamos en suave descenso.
1,10 h. Alambrada/Cruce de Pistas
La senda nos lleva a una nueva alambrada. Ya al otro lado encontramos una bifurcación de pistas. No hacemos caso de la que asciende a nuestra izquierda y seguimos por la principal, que desciende.
Dos minutos más tarde ésta confluye con una ancha pista.
En el cruce encontramos un poste con las direcciones que se pueden seguir. Si giramos a la izquierda llegaríamos a Antoñana. Como nuestra intención era dar un corto paseo por esta zona (... bueno, la verdad es otra, ¡¡¡queríamos la Peña!!!) y no queremos alargar más esta travesía, optamos por girar a la derecha de regreso a Korres. Esta zona ofrece muchas y variadas combinaciones siendo la más atractiva, si se quiere hacer cima, la de seguir desde este punto dirección Antoñana hasta la Senda Hagin y por ésta ascender a Soila.
El descenso se realiza por la otra vertiente donde la senda de descenso confluye con la Senda de Antoñana que procede de Korres, que es por la que hemos transitado (hay una foto de este cruce al principio del recorrido). La ancha pista nos lleva a un nuevo cruce.
La senda nos lleva a una nueva alambrada. Ya al otro lado encontramos una bifurcación de pistas. No hacemos caso de la que asciende a nuestra izquierda y seguimos por la principal, que desciende.
Dos minutos más tarde ésta confluye con una ancha pista.
En el cruce encontramos un poste con las direcciones que se pueden seguir. Si giramos a la izquierda llegaríamos a Antoñana. Como nuestra intención era dar un corto paseo por esta zona (... bueno, la verdad es otra, ¡¡¡queríamos la Peña!!!) y no queremos alargar más esta travesía, optamos por girar a la derecha de regreso a Korres. Esta zona ofrece muchas y variadas combinaciones siendo la más atractiva, si se quiere hacer cima, la de seguir desde este punto dirección Antoñana hasta la Senda Hagin y por ésta ascender a Soila.
El descenso se realiza por la otra vertiente donde la senda de descenso confluye con la Senda de Antoñana que procede de Korres, que es por la que hemos transitado (hay una foto de este cruce al principio del recorrido). La ancha pista nos lleva a un nuevo cruce.
1,30 h. Cruce Pistas
Otro cruce bien balizado. La pista que baja a nuestra izquierda se dirige al pueblo de Bujanda. Para nosotros ésta es la parte más baja del Barranco de Izki. A partir de aquí vamos a remontar el barranco dejando el río Izki a nuestra izquierda.
Otro cruce bien balizado. La pista que baja a nuestra izquierda se dirige al pueblo de Bujanda. Para nosotros ésta es la parte más baja del Barranco de Izki. A partir de aquí vamos a remontar el barranco dejando el río Izki a nuestra izquierda.
1,40 h. Presa de Aranbaltza
Pronto llegamos a la Presa de Aranbaltza. Una presa de más de 100 años que retiene la aguas del río Izki en este angosto paraje. De esta presa sale un canal que trasfiere agua a la central eléctrica de Antoñana.
Apenas queda un cuarto de hora para finalizar la travesía. En este punto podremos disfrutar del vuelo de las moradoras de estos parajes; las águilas reales, los buitres, .....
Pronto llegamos a la Presa de Aranbaltza. Una presa de más de 100 años que retiene la aguas del río Izki en este angosto paraje. De esta presa sale un canal que trasfiere agua a la central eléctrica de Antoñana.
Apenas queda un cuarto de hora para finalizar la travesía. En este punto podremos disfrutar del vuelo de las moradoras de estos parajes; las águilas reales, los buitres, .....
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